Debido a su brevedad y corta extensión, a los microrrelatos no se les otorga el valor que realmente merecen. Precisamente estos dos factores se han unido para considerarle durante años como un género literario menor. Pero este subgénero de la escritura ha logrado afianzarse como uno de los bastiones de la literatura moderna. Según la definición establecida por la Real Academia Española, la palabra “microrrelato” hace referencia un relato muy breve.
Sin embargo, dicha explicación resulta un tanto escueta y escasa de argumentos. Por lo tanto, te explicaremos a continuación que son exactamente los microrrelatos, sus características esenciales, algunos consejos de redacción, y por último, unos ejemplos de guía. Ahora bien, podemos iniciar con la descripción del artículo.
¿Qué son los microrrelatos?
Los microrrelatos son textos sumamente breves, cuya extensión oscila entre las 50 y las 300 palabras, no más de allí. Generalmente están escritos en prosa, apelando al carácter narrativo, aunque también pueden establecerse pequeños diálogos dentro del mismo. En la literatura moderna son utilizados frecuentemente para escribir textos de fantasía. Destacan especialmente porque todas las palabras establecidas en el texto cumplen un rol fundamental para hacer sentir al lector parte de la historia.
Es decir, que cada frase o palabra citada debe transmitir una imagen muy clara al lector en cuestión para que este último tenga capacidad de recrearlas en su mente. De hecho, esta es una de las características esenciales de los microrrelatos, la obligación de ser concretos y directos. Pero esto te lo explicaremos un poco más adelante.

¿Cuándo empezaron a surgir los microrrelatos?
Muchos suelen caer en el error de pensar que los microrrelatos constituyen un subgénero de la escritura acuñado recientemente a la literatura mundial. Pero lo cierto es que la utilización de estos cuentos breves se remonta hasta los orígenes más longevos de la cultura universal. Por ejemplo, es común encontrarse microrrelatos provenientes de la antigua China y el antiguo Egipto. Estas dos civilizaciones fueron unas de las primeras en hacer uso de este recurso para plasmar poemas y sonatas.
Durante la Edad Media también se registraron otros tantos escritos en versión de microrrelatos, específicamente entre las culturas árabe y persa. Mientras que en siglos posteriores otros autores los fueron añadiendo a su repertorio de escritura y comenzó un proceso de expansión impresionante. Sin embargo, los microrrelatos serían abandonados por cientos de años y muchos daban por desaparecido este recurso.
Literatura del siglo XX
Tras varios siglos sin ser utilizado, el escritor nicaragüense Rubén Darío lo acuñó a sus textos y le devolvió la vitalidad que merecía. El destacado autor centroamericano creó cientos de textos cargados de intriga, fantasía y ciertos toques de ciencia ficción que cautivaron a millones de lectores alrededor de todo el mundo. Y por supuesto, con los microrrelatos como arma infalible para varios de sus escritos.
Con este nuevo proceso de expansión llegó a España, y autores como Juan Ramón Jiménez y Ramón de la Serna se interesaron por renovar la literatura española. Sin embargo, no fue sino hasta finales del siglo pasado que empezaron a hacer uso de este subgénero que pocos años antes consideraban “menor e innecesario”.

Características esenciales de los microrrelatos
Te presentamos a continuación ciertas características fundamentales para llevar a cabo la escritura de un microrrelato.
La trama es breve
Antes de iniciar debes tener bien pensada la trama, cuestión de que al momento que corresponda redactarla lo hagas de manera directa y sin ahondar en detalles innecesarios. Debes pensar también el tipo de lector al que estará dirigido el escrito. Si es posible, utiliza la “hiperbrevedad”, recuerda que es un cuento corto que no debe rebasar las 300 palabras. Los microrrelatos no exigen escribir por escribir. Las ideas deben estar concatenadas unas con otras de la forma más breve posible.
El “silencio” es otra de sus características destacadas
No olvides que los microrrelatos juegan con “el silencio de lo que no se dice”. Es decir, aquello que se insinúa pero que no está implícito directamente en el texto. Esto se realiza con el objetivo de despertar el imaginario creativo del lector.
Un buen microrrelato implica al lector en el texto
Los lectores son agentes activos de todo escritor en el mundo. Sin ellos, los escritos no tendrían sentido alguno. Por esta razón es que los microrrelatos otorgan especial importancia a estos agentes. Recuerda que el microcuento se escribirá en la mente del lector, es decir, en conocer lo que el quiere leer. Los mejores autores son capaces de crear microrrelatos sumamente breves que albergan historias extensas y profundas.

Transmiten una historia completa
Quizá acá se encuentre una de las mayores “dificultades” en cuanto a la escritura de un microrrelato. Debes intentar plasmar una historia detallada y sin dejar cabos sueltos en una extensión máxima de 300 palabras. Un tip para que este elemento no te saque canas verdes es que conozcas perfectamente el tipo de lector al que te vas a dirigir.
¿Por qué? Porque cuando ya estás consciente del público que te va a leer, te sentirás identificado con el mismo y ello te permitirá plasmar las ideas de manera más fluida. No creas que por ser un cuento breve, la historia debe carecer de coherencia o contexto. De hecho, estos factores son los que le darán sentido a tu obra.
Debe ser sugerente y creativo
No te cohíbas de dar rienda suelta a tu creatividad, puesto que necesitarás mucho de ella a medida que vayas escribiendo el texto. Los mejores microrrelatos destacan por ser sugerentes, es decir, hacer sentir y pensar al lector. Transmitir un efecto hipnotizador que les permita sentirse parte de la obra. Si no reúne estas condiciones esenciales, probablemente el microrrelato sea un fracaso.

Ejemplos de microrrelatos
Para finalizar, citamos dos ejemplos de microrrelatos para que te sirvan de guía si los necesitas:
Flor y Cronopio
Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. primero la va arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz. La flor piensa: ” Es como una flor”.
Un Sueño
En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de maderas y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mi escribe en caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular…El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.
Ahora estás apto/a para escribir tus microrrelatos y, por qué no, convertirte un profesional de este subgénero literario.