Consejos para crear al mejor antagonista de una novela

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Como buen escritor de novelas debes estar al tanto todo lo que deben llevar las mismas para alcanzar el punto máximo de éxtio, popularidad y prestigio. Pasando por los ‘requisitos’ que se deben cumplir para estructurar el texto hasta las características de los personajes. El antagonista de la historia es uno de estos personajes a los que debes prestarle bastante atención porque del dependerá gran parte de la trama de la historia que estés escribiendo. Hablamos de ese que se muestra en contradicción al protagonista y que los lectores pueden llegar a odiar y amar al mismo tiempo.

En resumen, el antagonista es quien hace el papel de ir a contracorriente de todo lo que dice y hace el protagonista de la novela. Pueden ser villanos o súper héroes, dependiendo del contexto que se le esté dando a la obra. Por ejemplo, si el protagonista es un villano, el antagonista deberá ser el héroe, y viceversa. De cualquier modo, el antagonista siempre es visto como el “villano” de la historia. Acá te dejaremos una serie de consejos elementales para crear al mejor antagonista en una novela.

Determina que tipo de antagonista utilizarás y establecer su relación con el protagonista

Si bien al final del cuento siempre será la contraparte del personaje protagónico, debes estar consciente de que existen distintas clases de antagonistas. Los más utilizados en la literatura mundial son el simpático, el ‘eterno odiado’, el popular ‘buenazo’ y el que resulta tan empático como antipático y el psicópata. Esos por citar solo unos ejemplos. Además, debes saber que todo protagonista tiene un antagonista para sí mismo y ambos deben estar cuidadosamente trabajados. Si bien será el personaje protagónico al que los lectores le presten mayor atención, no quiere decir que debas descuidar a tu antagonista.

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El antagonista es parte fundamental de la historia (Foto de Revista La Comuna)

Dale forma a tu antagonista

Aunque generalmente se recurre a la modalidad de emplear un personaje para que recree el rol antagónico, no necesariamente tiene que utilizarse uno para ello. El antagonista de la historia también puede ser el contexto de la misma, por ejemplo un fenómeno y/o desastre natural, o el tiempo, que puede ser escaso y se acaba para el protagonista en una situación determinada. También puede ser cualquier circunstancia en la que decidas enfrentar a tus personajes. En fin, el antagonista es cualquier personaje o situación que se oponga de una manera u otra al protagonista.

Ten en cuenta que la imaginación no tiene límites, y menos cuando se trata de literatura. Así que permítete a ti mismo/a poner a volar la creatividad y plasmar todo lo que consideres esencial para tu novela o libro. Eso sí, siempre y cuando consideres que dicha idea pueda resultar agradable para los lectores. Y los antagonistas, como parte vital de la obra, no están exentos de esta creatividad imaginaria.

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Recuerda darle forma a tu antagonista guiándote también por el protagonista (Foto de Escuela de Escritores)

El lector se identifica solo con el protagonista

El protagonista será siempre quien se lleve todo el mérito de la situación, aunque su contraparte resulta tan importante como el, aunque muchos lo nieguen o no quieran aceptarlo. Las sensaciones que provoca el antagonista en el lector son variadas y generalmente se trata de sentimientos negativos: pena, miedo, asco, rabia e injusticia, por ejemplo. Las acciones que realice tu antagonista deben ir al contrario de lo que espera sentir el lector, es decir, tiene que sentirse incómodo pero a la vez atraído por su presencia en la trama. Recuerda demás explicar cada detalle de tu antagonista, no lo ubiques como ‘el malo de la historia’ solo porque así lo has deseado.

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El lector debe sentirse identificado es con el protagonista, no con el antagonista (Foto de Greelane)

No olvides que el triunfo del antagonista supone el fracaso de su contraparte

Ambos personajes estarán presentes en la obra y quizá hasta desarrollen sus acciones de manera simultánea. Sin embargo, los objetivos de ambos son distintos aunque sean sumamente similares entre sí y compartan contexto situacional en la novela. Por lo tanto, la victoria de tu antagonista respecto a algún objetivo determinado significará el fracaso del prota, y viceversa.

El mejor ejemplo de ello, aunque está fuera de la literatura, lo vemos en la película animada Megamente, cuando el ‘villano’ que protagoniza de la historia logra derrotar a Metroman, el adorado súper héroe de la ciudad. No olvides que el antagonista será siempre quien lleve los hilos del conflicto, y dicho conflicto se espera que sea resuelto cuanto antes por el protagonista. Entonces, tus lectores se mantendrán enganchados a la historia esperando siempre que se solventen los problemas y que el protagonista salga victorioso de la querella.

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Metroman y Megamente son el ejemplo perfecto de antagonista y protagonista (Foto de YouTube)

Todos los personajes deben tener su ‘talón de Aquiles’

Por mucho que quieras situar a tu antagonista como un ser ‘todopoderoso’ que parece no tener ninguna falla, nada ni nadie resulta totalmente perfecto. Todos los personajes de tu historia tienen o deberían tener un punto débil, algo que los haga flaquear y caer de rodillas cuando les toquen ese punto exacto.

Para ayudar a tus lectores a entender cuales podrían ser sus falencias o debilidades, lo recomendable es que narres algún fragmento o capítulo de la historia desde su punto de vista. Ello permitirá a tus lectores evaluar que aspectos le afectan más y por qué mantiene su visión respecto a un tema determinado. Incluso, ni siquiera es necesario que tu antagonista muera o sea suprimido por completo de la historia. Más bien dejarle con vida o en suspenso sin volver a hacer mención al mismo, hará que una segunda entrega de tu libro tenga mayor sentido.

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Todo antagonista, por muy ‘poderoso’ que se mire, tiene un punto débil por el cual puede ser derrotado (Foto de Wipy.TV)

Quizá no exista el ‘antagonista perfecto’, porque difícilmente se logra siquiera rozar los límites de la perfección en cuanto al ámbito de la literatura. Sin embargo, vale la pena tener en cuenta estos consejos para crear un personaje, contexto y/o situación antagónica que sea capaz de ganarse tanto el odio como el cariño de los lectores al mismo tiempo.

 

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